Llora un niño en el estadio y se mira con su padre. Grita un joven lleno de locura y se abraza con su hermano. La Trinchera se contagia en un solo cántico y vibra todo el estadio. Y es que la meta se ha logrado. El sueño se ha hecho realidad. Lo que se veía tan esquivo y que nos venía siendo ingrato hacía 6 largos años, por fin se consiguió. La espera terminó. La U es campeón del torneo Apertura 2008.
La U es campeón y lo celebra un anciano en su cuarto de hospital. La U es campeón y un vendedor de periócos lo canta a todo pulmón. La U es campeón y un ejecutivo se abraza con su empleado en la oficina. La U es campeón y el Perú entero se entrega a la alegría de saber que somos el equipo más grande. El más copero. Somos lo más valioso del Perú que tiene la camiseta más linda del mundo. Somos los campeones.
Y la U es campeón por un sinfín de motivos. Por el equipo que tenemos. Porque cada jugador deja la vida en la cancha y suda hasta la última gota para defender los sagrados colores. Porque parece que han comprendido que vestir esta camiseta es un orgullo, una responsabilidad; en cierto punto es una cruz. Nadie se puede poner la crema y tomarlo a la ligera. Esta camiseta denota garra, pasión, sentimiento, triunfo: todo lo que somos en esencia y de lo que siempre estuvimos hechos.
La U es campeón porque tiene la hinchada más grande del mundo. Porque cada crema se desespera por sus colores y cuando se acerca a alentar deja su garganta en el partido. Porque un crema no arruga en defender a la camiseta ante ninguna circunstancia. Porque la Trinchera te sigue, mi querida crema, hasta el mismo infierno. Seguimos al equipo con todo y contra todo. Nunca caminarás sola, crema de mis amores.
La U es campeón porque tiene un técnico de calidad. Porque el "Tigre" Gareca le transmite a sus jugadores ese temple que necesita un futbolista para ganar. Porque el equipo se para bien en la cancha. Todos corren. Todos marcan. Todos dejan la vida con tal de defender a la crema. Porque el funcionamiento táctico es bueno. Porque SOMOS un buen equipo, así de simple.
La U es campeón por Donny. Porque con sus goles nos hizo gritar de emoción. La U es campeón por Fernández. Ya que sus atajadas significaron el título en más de una ocasión. La U es campeón por Rainer que todos los partidos corrió toda la cancha. La U es campeón por Hurtado que anotó cuando lo tenía que hacer y nos devolvió la ilusión. La U es campeón por Candelo, y por Duarte, Araujo, Galván, Toñito, Cevasco, Ibáñez, Miguel Ángel, Rabanal, Balta, Jiménez, Labarthe, Bernales, Molina, etc. La U es campeón por la Trinchera Norte. La U es campeón por la Barra Oriente. La U es campeón por ti, y por mí; y por todos los que nos desvivimos por esta camiseta y la alentamos hasta la muerte. Porque cuando no la podemos seguir, nos desesperamos por saber cómo le va. La U es campeón por la mismísima camiseta, que ya antes de salir al campo, intimida a cualquier equipo.
Somos campeones y la alegría es indescriptible. Todo ha sido perfecto. Todo es alegría. Volvimos al lugar que nos pertenece. Arriba, mirando desde lejos. Mirando por encima del hombro al cagón derrotado. Mirando con desdén al pavo abatido. Al ganso mediocre, a las burras igualadas. Queda celebrar. Salir a las calles y gritar. Como siempre debió ser. Ahora nos toca un nuevo reto: ganar el clausura y consagrarnos campeones absolutos. Para eso hay tiempo. En este momento, a celebrar, como estoy seguro que más de la mitad del país lo está haciendo. Salud.
La U es campeón y lo celebra un anciano en su cuarto de hospital. La U es campeón y un vendedor de periócos lo canta a todo pulmón. La U es campeón y un ejecutivo se abraza con su empleado en la oficina. La U es campeón y el Perú entero se entrega a la alegría de saber que somos el equipo más grande. El más copero. Somos lo más valioso del Perú que tiene la camiseta más linda del mundo. Somos los campeones.
Y la U es campeón por un sinfín de motivos. Por el equipo que tenemos. Porque cada jugador deja la vida en la cancha y suda hasta la última gota para defender los sagrados colores. Porque parece que han comprendido que vestir esta camiseta es un orgullo, una responsabilidad; en cierto punto es una cruz. Nadie se puede poner la crema y tomarlo a la ligera. Esta camiseta denota garra, pasión, sentimiento, triunfo: todo lo que somos en esencia y de lo que siempre estuvimos hechos.
La U es campeón porque tiene la hinchada más grande del mundo. Porque cada crema se desespera por sus colores y cuando se acerca a alentar deja su garganta en el partido. Porque un crema no arruga en defender a la camiseta ante ninguna circunstancia. Porque la Trinchera te sigue, mi querida crema, hasta el mismo infierno. Seguimos al equipo con todo y contra todo. Nunca caminarás sola, crema de mis amores.
La U es campeón porque tiene un técnico de calidad. Porque el "Tigre" Gareca le transmite a sus jugadores ese temple que necesita un futbolista para ganar. Porque el equipo se para bien en la cancha. Todos corren. Todos marcan. Todos dejan la vida con tal de defender a la crema. Porque el funcionamiento táctico es bueno. Porque SOMOS un buen equipo, así de simple.
La U es campeón por Donny. Porque con sus goles nos hizo gritar de emoción. La U es campeón por Fernández. Ya que sus atajadas significaron el título en más de una ocasión. La U es campeón por Rainer que todos los partidos corrió toda la cancha. La U es campeón por Hurtado que anotó cuando lo tenía que hacer y nos devolvió la ilusión. La U es campeón por Candelo, y por Duarte, Araujo, Galván, Toñito, Cevasco, Ibáñez, Miguel Ángel, Rabanal, Balta, Jiménez, Labarthe, Bernales, Molina, etc. La U es campeón por la Trinchera Norte. La U es campeón por la Barra Oriente. La U es campeón por ti, y por mí; y por todos los que nos desvivimos por esta camiseta y la alentamos hasta la muerte. Porque cuando no la podemos seguir, nos desesperamos por saber cómo le va. La U es campeón por la mismísima camiseta, que ya antes de salir al campo, intimida a cualquier equipo.
Somos campeones y la alegría es indescriptible. Todo ha sido perfecto. Todo es alegría. Volvimos al lugar que nos pertenece. Arriba, mirando desde lejos. Mirando por encima del hombro al cagón derrotado. Mirando con desdén al pavo abatido. Al ganso mediocre, a las burras igualadas. Queda celebrar. Salir a las calles y gritar. Como siempre debió ser. Ahora nos toca un nuevo reto: ganar el clausura y consagrarnos campeones absolutos. Para eso hay tiempo. En este momento, a celebrar, como estoy seguro que más de la mitad del país lo está haciendo. Salud.
Pañalon
Cultura U
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